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"EL MILAGRO DE LA VIDA DE ENERO 2009"
Problemas éticos propios de la pildora abortiva.
La utilización de la píldora abortiva por tener como finalidad inmediata terminar con una vida humana, merece la misma valoración moral y ética que el aborto quirúrigico. Por ello, todo lo dicho en este campo sobre este último, es aplicable a la RU-486.
Sin embargo, determinados matices de la RU-486, especialmente la posibilidad de poder ser utilizada como método de planificación familiar, hacen que su valoración moral y ética requiera algunas consideraciones especiales.
En efecto, cuando se llevaron a cabo las primeras experiencias con la RU-486, se pensó, y así parece que también lo preveían sus promotores, que podría servir para realizar el aborto en un ámbito estrictamente personal. Se creía que al no requerir todo el acompañamiento sanitario que el aborto quirúrgico conlleva, éste se transformaría en un acto personal e íntimo. La mujer adquiriría la píldora, se la tomaría, y en su propia casa, trás una regla más o menos abundante, terminaría con ese embarazo no deseado. Esto abría una perspectiva, en cuanto al incremento de abortos se refiere, realmente imprevisible. Especialmente si, de esa forma, el aborto por la RU-486, se pudiera convertir en el más eficaz y sencillo método de planificación familiar. ¿Puede atisvarse lo que podría significar, en número de vidas humanas perdidas, el que se pudiera introducir la RU-486, como medio de planificación familiar, especialmente en el tercer mundo?. Pensando en esta finalidad, se estaba tratando de introducir el concepto de "regulador de la menstruación" para la RU-486. Con ello, se pretendía que la palabra aborto desapareciera del entorno de la RU-486, y con ello, toda la carga ética negativa que a esa palabra va unida. Se trataría únicamente de que cuando una mujer tuviera un retraso de la regla, se pudiera tomar la RU-486, y la regla le volvería. ¡Ni se plantearía siquiera la posibilidad de que estaba embarazada! ¡Ni mucho menos que estaba terminando con una vida humana, en este caso de un hijo suyo!. Para los abortistas, la batalla del aborto estaba ganada, simplemente por la vía de suprimirlo conceptualmente, pero el número de vidas humanas que se podrían perder, en este siglo XXI que se avecina, serían incalculables.
En este sentido, en el de intentar que el término aborto pudiera desaparecer del entorno de la RU-486, son muy significativos los comentarios que aparecieron en la prestigiosa revista médica New England Journal of Medicine (327; 1088-9,1992), ironizando sobre el hecho de que la RU-486 pudiera ser un fármaco abortivo. Se comentaba en ese artículo, "algunos arguyen, incorrectamente, que el embarazo empieza con la fertilización, por lo que si la mifepristona actúa previniendo la implantación del concebido, es un fármaco abortivo. El embarazo comienza, sin embargo -se afirma en dicho artículo- cuando la implantación se completa. La implantación empieza a los cinco o seis días después de la fertilización y se completa ocho días después. Cuando un óvulo humano es fertilizado in vitro, no se puede decir que la mujer esté embarazada hasta que el embrión se ha implantado definitivamente en su útero. Lo mismo se puede decir para la fertilización in vivo. Ya que la acción contraceptiva de la mifepristona ocurre antes de la implantación, no se puede decir que sea un fármaco abortivo". Realmente es impresionante la manipulación de la verdad científica realizada por una revista médica de tan notable prestigio, con la única finalidad de tergiversar la realidad ética de la utilización de la RU 486.
Solo dos consideraciones a los anteriores comentarios. Primera, es verdad que el embarazo empieza cuando la implantación se consolida, unos catorce días después de la fertilización del óvulo. Pero, también es verdad, que la vida humana no empieza con el embarazo, empieza precisamente, catorce días antes, con la fertilización. Por tanto, cualquier interrupción de esa vida incipiente es un aborto. E1 embarazo es una etapa de la vida humana, no determina su inicio.
Segunda consideración, está aún, si cabe, científicamente más flagrante. La RU-486 no actúa solamente impidiendo la implantación, sino también favoreciendo la desimplantación, es decir interrumpiendo el embarazo, una vez que la anidación del embrión en el útero se ha producido. Esto está científicamente demostrado. Por lo tanto su acción abortiva, microabortiva si se quiere, es indudable.
Volviendo al tema inicial, la posibilidad de utilizar la píldora abortiva como método de planificación familiar. Dicha utilización se fundamentaba, como ya hemos comentado, en los escasos efectos secundarios que la RU-486 parecía que iba a tener. Es decir en los escasos efectos traumáticos de la RU-486 para la mujer. Esto, que en principio parecía que podría ser así, luego no pudo confirmarse, al comprobarse que la RU-486 tenía unos amplios efectos secundarios, por lo que su utilización se debería circunscribir exclusivamente al ámbito hospitalario, y con el exclusivo fin de abortar; por ello la posibilidad de utilizar la RU-486 como método de control demográfico se alejaba. Sin embargo, según datos muy recientes sobre experiencias realizadas en Escandinavia (Fértil Steril 79; 813-6, 1998), parece que, administrando pequeñas dosis de mifepristona (RU-486), se podría conseguir un estado de esterilidad permanente en la mujer, al convertir su endometrio en una superficie en la que el embrión no pudiera implantarse. Esta posibilidad de utilizar la RU-486 como método de planificación familiar reabriría de nuevo el debate ético sobre lo que podría suponer, en cuanto al coste de vidas humanas se refiere, el utilizar un sistema de planificación familiar basado en un método abortivo.
referencia:
http://bioeticaweb.com/
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