lunes, 23 de febrero de 2009

LUCHA CONTRA LA POBREZA...ideas del cardenal Martino

Aquí parte del discurso del cardenal R.R. Martino en España del 20 de febrero 2009
Así pues, la razón de fondo por la cual la doctrina social de la Iglesia debe ser un punto de referencia irrenunciable para el trabajo de Manos Unidas, es que toda la verdad sobre el hombre que conocemos por la revelación, se encuentra presente en esta doctrina. La luz de la verdad del hombre, creado por Dios y redimido por Cristo, es una respuesta a una de las mayores debilidades de la sociedad contemporánea: la «inadecuada visión del hombre» . La Iglesia, a la luz de «la verdad sobre el hombre, revelada por Aquel mismo que conocía lo que en el hombre había (Jn 2, 25) mira las cuestiones sociales: la cuestión del super desarrollo y del subdesarrollo; el drama y la vergüenza del hambre en el mundo ; la cuestión de las estructuras económicas y financieras mundiales ... Es ésta también la perspectiva desde la cual Manos Unidas, como Institución católica, debe siempre contemplar al hombre y encauzar su trabajo. Perspectiva que la diferencia de aquellas organizaciones no gubernamentales que también se dedican a luchar contra la pobreza extrema y el hambre
Entre los documentos que conforman el extenso corpus de la doctrina social, y que en ocasiones pasan desapercibidos, se encuentran los Mensajes para la Jornada Mundial de la Paz. En ellos podemos encontrar reflexiones enriquecedoras e iluminadoras de las cuestiones sociales de actualidad que amenazan la paz de la familia humana. Es por ello que deseo llamar su atención sobre el último de estos Mensajes, ya que es de particular interés para esta ocasión.
En efecto, el Papa Benedicto XVI, dedica su Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz de este año 2009, precisamente al tema del combate a la pobreza. Retoma y desarrolla lo que Juan Pablo II afirmó en su también Mensaje para esta Jornada, importante en la vida de la Iglesia y de la humanidad: «Se constata y se hace cada más grave en el mundo otra seria amenaza para la paz: muchas personas, es más, poblaciones enteras viven hoy en condiciones de extrema pobreza. La desigualdad entre ricos y pobres se ha hecho más evidente, incluso en las naciones más desarrolladas económicamente. Se trata de un problema que se plantea a la conciencia de la humanidad, puesto que las condiciones en que se encuentra un gran número de personas son tales que ofenden su dignidad innata y comprometen, por consiguiente, el auténtico y armónico progreso de la comunidad mundial» . También el Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI nos hace ver como la lucha contra la pobreza y la paz se reclaman mutua y constantemente en una fecunda circularidad que constituye uno de los presupuestos más estimulantes para dar cuerpo a un apropiado acercamiento cultural, social y político a las complejas cuestiones relacionadas con la realización de la paz en nuestro tiempo, marcado por el fenómeno de la globalización. Este fenómeno es profundizado por el Santo Padre que pone en evidencia su significado metodológico y de contenido, consintiendo así un acercamiento amplio y articulado al tema de la lucha contra la pobreza. El n. 2 del Mensaje, en efecto, se detiene para tratar ampliamente estos aspectos con la intención de dar un perfil a los rostros, múltiples y complementarios, de la pobreza actual. El Papa considera sobre todo el rol de las ciencias sociales en la medición de los fenómenos de la pobreza. Las ciencias sociales permiten adquirir datos particularmente de tipo cuantitativo, y si la pobreza fuera sólo de tipo material y cuantitativo, las ciencias sociales serían suficientes para iluminar sus características principales. Sin embargo, sabemos que no es así, y que existen pobrezas inmateriales que no son una consecuencia directa y automática de las pobrezas materiales. Dos ejemplos pueden ayudarnos a probarlo: En las así llamadas sociedades ricas y desarrolladas existen amplios fenómenos de pobreza relacional, moral y espiritual; muchas personas están alienadas y viven formas de malestar no obstante el bienestar económico general. Se trata del «subdesarrollo moral» y de las consecuencias negativas del «superdesarrollo» ; y en las llamadas sociedades «pobres», el crecimiento económico con frecuencia se ve frenado por impedimentos culturales, que no permiten un adecuado uso de los recursos. La pobreza material no explica nunca, por sí sola, las pobrezas inmateriales, más bien es verdad lo contrario.
El Mensaje del Papa se presenta estructurado en dos partes, en cada una de las cuales el tema de la lucha contra la pobreza, en el contexto de la globalización, viene progresivamente tratado en relación con los varios aspectos de la promoción de la paz. En la primera parte se ponen en evidencia las implicaciones morales vinculadas con la pobreza; en la segunda, la lucha contra la pobreza se pone en relación con la exigencia de una mayor solidaridad global. La reflexión de la primera parte del Mensaje se desarrolla en los números del 3 al 7, y afronta, de manera ejemplificada y emblemática, algunos de los nudos dramáticos de las pobrezas modernas.
El primer nudo que se afronta es el que individúa en el crecimiento demográfico la causa de la pobreza. Un peligroso enfoque ya señalado por Pablo VI, había advertido a los gobiernos contra la tentación «de usar la autoridad para disminuir el número de los comensales más que multiplicar el pan a repartir» . Benedicto XVI, en su Mensaje denuncia tal perspectiva que justifica «el exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza», determinando la eliminación de los más pobres entre los seres humanos. Pienso que ésta es la más injusta de las múltiples expresiones de esa disimulada y malévola estrategia de querer vencer la pobreza eliminando a los pobres.

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